
Nacen trillizos en la Uptc
Como consecuencia de la normativa presentada por el MEN en la Resolución 02041 del 3 de febrero de 2016, la Escuela de Idiomas tuvo que empezar a pensar en las decisiones que debía tomar para renovar sus dos carreras. Como los programas tenían nombres no contemplados por la lista de denominaciones expuesta en el Artículo 2 de dicha Resolución, debió ser iniciado un proceso de transformación, no solo de los nombres sino de las características de las carreras, de sus contenidos, sus objetivos y su razón de ser. Lo más importante de esa transformación es la separación de los grandes ejes de ambas carreras para hacer que al desintegrar sus componentes las dos pudieran hacer surgir tres programas nuevos. Las lenguas bases de las carreras eran: Español e Inglés para Idiomas Modernos, e Inglés y Francés para Lenguas Extranjeras. Esos tres idiomas tendrán ahora su respectiva licenciatura:
* Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana.
* Licenciatura en Lenguas Modernas: Énfasis Inglés.
* Licenciatura en Lenguas Modernas: Énfasis Francés.
Todo parece indicar que lo que solíamos ver al principio como una arbitraria decisión burocrática que restringía la identidad y autoridad de nuestra universidad para elegir sus maneras de nomenclarse terminó siendo una oportunidad para abrirle un espacio más a la pasión de los venideros estudiantes por el lenguaje y por las lenguas. Tener en nuestra universidad las tres carreras va a enriquecer el provecho que podamos sacarle a la riqueza temática que hay en las tres lenguas.
En Idiomas Modernos sentíamos un poco que el hecho de compartir asignaturas con la lengua inglesa era reducir la posibilidad de otras materias de los estudios lingüísticos y literarios que enriquecieran mejor nuestro perfil profesional. Seguramente lo mismo sentían y sienten los compañeros del énfasis en inglés con respecto a las asignaturas en Lengua Materna. La apertura en tres carreras le da espacio a cada área para desenvolverse mejor. A pesar de que nos parezca que nunca un currículo dé el espacio y el tiempo suficientes para desarrollar a la perfección un programa de pregrado, la nueva hermanada disputa de espacios entre la Lingüística y la Literatura es más compacta, más lógica, más enriquecedora también. Así como más compactas y enriquecedoras han de ser también los nuevos ejes internos de las tres mallas curriculares.
Finalmente, podemos terminar la metáfora realizando algunas conexiones: en todo nacimiento o filiación hay una herencia, a pesar de que en el papel mueran las dos carreras clásicas al dejar de ser ofrecidas al público, mucho de ellas (lo bueno, lo mejor) queda en las tres que nacen; el esfuerzo de la familia para sacar adelante a los trillizos–como en los nacimientos reales– es alto: la familia histórica y cálida que es la Escuela de Idiomas deberá seguir unida para que termine de ser memorable la nueva etapa de su vida; por último, siempre los padres sufren en los alumbramientos, sobre todo cuando son múltiples, por eso aquí agradecemos y aplaudimos el enorme esfuerzo con que los profesores y profesoras de la Escuela de Idiomas lograron llevar a buen término la creación de las tres licenciaturas.
¡Muchísimas gracias por su energía, responsabilidad, trabajo y tiempo!
